El autor de Juego de Tronos presenta en Barcelona ‘Danza de Dragones’, la última entrega de la saga que ha logrado millones de lectores en todo el mundo – La Marea – 29 julio 2012
// R.R. Martin tiene aspecto de hombre apacible; oyéndolo hablar, puedes imaginártelo horas y horas sentado frente al ordenador, con sus esquemas de personajes y tramas, corrigiendo una y mil veces un texto, una idea, hasta dar por lograda su idea inicial. “Festín de cuervos y Danza de dragones estaban pensadas originalmente como una sola novela. Tras años de trabajo me di cuenta de que lo que había hecho no funcionaba, había que cambiarlo todo desde el principio y me puse a escribir de nuevo”. No sorprende. Se plantea el punto de vista de los personajes, escribe los capítulos desordenadamente para luego hacerles seguir un orden que ya tenía previamente pensado para no perder la concentración y huye de los convencionalismos en tercera persona para no dar una imagen demasiado limitada desde una sola perspectiva, lo metiéndose en la cabeza de cada uno de ellos.
Quizás por eso, por ese purismo y esa rigurosidad, sus fans se han ido multiplicando hasta casi el infinito, logrando millones de lectores en todo el mundo. En esta última entrega, Danza de dragones, que no la última de Canción de hielo y fuego, aún quedan dos volúmenes más, a sus lectores habituales debemos sumar aquellos que fascinados con la serie han decidido ponerse también con la literatura. Juego de Tronos de HBO captó una audiencia de 4.200.000 telespectadores y ha sido el piloto más visto de la historia de Canal + en España, estadísticas contundentes que explican el incremento literario asociado. Sin embargo, intenta alejarse del fenómeno televisivo y, fundamental, “no se me cuela ninguna influencia de la serie en mis nuevos libros porque, por suerte, estos van por detrás de mí, no a la par, lo que me permite seguir con la estructura y la trama que tenía prevista”.
Apacible, riguroso, lector voraz y, sobre todo, fiel a sí mismo. “No hay ningún escritor capaz de complacer a todo el mundo. De modo que opto por escribir las novelas que quisiera leer. Aunque mi esposa a veces me comenta lo que se dice por los foros en Internet si cediese a la tentación de alterar el final al ver que seguidores de Internet intuyen la resolución de una trama traicionaría a mis lectores y, lo que es peor, quizás caería en contradicciones con otras partes de la novela”.
Asegura que “no hay nada peor que un libro con final previsible”, y que por eso, añade, “quise ir en contra corriente en Juego de Tronos, matando a uno de los personajes emblemáticos”. Quizás por eso, y siguiendo la estela de Borges, que afirmaba que “el héroe de un bando es el villano de otro”, R. R. Martin se esfuerza en que llegue el punto de vista de cada uno de los personajes, héroes y villanos según el cristal con que se mire, para que el lector tenga la sensación de algo vivido, real. Por eso “necesito tener personajes que reflejen las diferentes visiones sobre una misma historia.”
Quedan dos volúmenes más de Canción de hielo y fuego, y algunas temporadas más de Juego de Tronos. R.R. Martin es consciente de que desde que en 1991 empezó a publicarse la serie el tiempo transcurrido entre entrega y entrega ha facilitado que la gente pueda hacerse una idea de por dónde van a ir los tiros, pero créanme, lo probable, en literatura fantástica, no acaba siendo nunca el final de la historia.