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Vosotras parís, nosotros compramos, El Periódico (29/11/2018)

Madrid y Barcelona se han llenado, el pasado martes, de enormes y costosísimos carteles con el lema feminista «Nosotras parimos, nosotras decidimos» en favor de los vientres de alquiler. Acto seguido, los defensores de esta práctica se han arrancado con el «mi cuerpo es mío»,  un eslogan afortunado, pero sin fundamento de derecho; uno no puede vender su riñón, ni a su bebé.

La sociedad neoliberal se ha inventado un nuevo negocio a costa de explotar al más débil, las mujeres pobres: alquilar su capacidad reproductora. Conseguido esto, han pasado a elaborar una maliciosa propaganda para justificar esta esclavitud, amparándose en la libertad y los derechos. Falseando así los grandes valores de la sociedad democrática en la que vivimos: un deseo no es un derecho, desear tener un hijo no te legitima para hacer cualquier cosa para conseguirlo y es una barbaridad tratar de legislarlo; tener la libertad para decidir qué haces con tu cuerpo no te autoriza a hacer lo que quieras con él, sin olvidar que no hay nada más esclavo que la pobreza.

El centro de la polémica es que, aunque una persona decida ejercer como vientre de alquiler, no se puede legalizar una práctica en la que se le pide a una embarazada que renuncie a un derecho fundamental, el de filiación y custodia. Es una barbaridad en sociedades democráticas defender el derecho de aprovecharse de la capacidad reproductora de las mujeres a cambio de dinero.

No todo vale teniendo dinero, no todo vale. La humanidad, a lo largo de toda su historia, ha renunciado a ciertas prácticas ante las que debemos ser cuidadosos para que no se repitan en pleno siglo XXI. Hemos comprado niños sin parar durante siglos, antiguamente había esclavas que solo se dedicaban a reproducirse, eso no es nuevo, lo nuevo es prohibirlo y, una vez legislado no debemos volver atrás.

Esta semana, de un plumazo, a las mujeres nos han robado los lemas, para tratar de robarnos los cuerpos. Dejen ya de jugar con el derecho y la libertad de las mujeres cuando, en reali

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