Yo no sé, la verdad, qué hay que hacer para atraer la atención ante una reivindicación legítima. No lo sé. Esta semana, por ejemplo, hemos visto cómo tras la enorme ofensa que supone retirar del cementerio de la Almudena las lápidas de los fusilados republicanos durante el franquismo, las muestras de repulsa han sido seguidas por apenas veinte personas.