Hace unos meses se abrió en Madrid un prostíbulo de muñecas hinchables, a tamaño real, de silicona e hiperrealistas; tan parecidas a las mujeres de verdad que algunas de ellas incluso han participado en el rodaje de películas porno. La empresa presume de ser de los pocos de Europa ⎯también hay abiertos en Turín y en Moscú entre otros⎯ y de contar, entre sus “trabajadoras” con muñecas de las cuatro razas para elegir.